A mí no me llames blogger
Llevaba un tiempo sin publicar ningún post (primera arcada), pero es que yo publico cuando me sale de los cojones, porque no soy un blogger (segunda arcada) que saque una gilipollez cada cinco minutos. Ahora toca una entrada metablógica (tercera arcada) y algo flame (cuarta arcada).
Yo empecé esta página sin saber de qué iba esto de los blogs y me alegra ver que no entro en el típico perfil de blogger y que mis contenidos no son los prototípicos tampoco. Mis motivaciones no las diré porque no estoy hablando bien de mí, sino mal de los blogs, ahora (exactamente la antítesis del típico texto del mundillo).
Me alucina cómo una subcultura patética como esta de la blogosfera (quinta arcada) puede tener a alguna gente tan enganchada; una cosa es leer lo que hay por ahí y otra entablar una lucha social en la que algunos emplean unas energía exageradas por una escalada absurda por un estatus artificial ridículo. No hablo de aquellos que usan el cómodo formato para dedicarlo a un tema del que sacan algo cuando hay algo que decir, hablo de esa subnormalidad de pose alternativa de los que se consideran geeks (los putos frikis de toda la vida que ahora se dan humos) y que se dedican a bombardear al mundo con sus paridas y opiniones sobre cualquier cosa haciendo notar claramente su insoportable vanidad, ciñéndose a una temática cool y a la ideología barata y de moda de lo políticamente correcto. Y lo peor es que no es una cosa exclusiva de chavalitos de veintipocos, que puede ser perdonable por la falta de personalidad y que todos solemos ser gilipollas a por esas fechas, lo peor es ver a señores ya mayorcitos haciéndose los guais y compartiendo la tónica del "ahora te dejo un comentario de buen rollo, ahora añado tu enlace, ahora con este post tan auténtico araño un puesto en el top de las mejores bitácoras". Igual alguien se cree que tener una página popular en una red cerrada de mediocridad es cosa de genios.
Yo empecé esta página sin saber de qué iba esto de los blogs y me alegra ver que no entro en el típico perfil de blogger y que mis contenidos no son los prototípicos tampoco. Mis motivaciones no las diré porque no estoy hablando bien de mí, sino mal de los blogs, ahora (exactamente la antítesis del típico texto del mundillo).
Me alucina cómo una subcultura patética como esta de la blogosfera (quinta arcada) puede tener a alguna gente tan enganchada; una cosa es leer lo que hay por ahí y otra entablar una lucha social en la que algunos emplean unas energía exageradas por una escalada absurda por un estatus artificial ridículo. No hablo de aquellos que usan el cómodo formato para dedicarlo a un tema del que sacan algo cuando hay algo que decir, hablo de esa subnormalidad de pose alternativa de los que se consideran geeks (los putos frikis de toda la vida que ahora se dan humos) y que se dedican a bombardear al mundo con sus paridas y opiniones sobre cualquier cosa haciendo notar claramente su insoportable vanidad, ciñéndose a una temática cool y a la ideología barata y de moda de lo políticamente correcto. Y lo peor es que no es una cosa exclusiva de chavalitos de veintipocos, que puede ser perdonable por la falta de personalidad y que todos solemos ser gilipollas a por esas fechas, lo peor es ver a señores ya mayorcitos haciéndose los guais y compartiendo la tónica del "ahora te dejo un comentario de buen rollo, ahora añado tu enlace, ahora con este post tan auténtico araño un puesto en el top de las mejores bitácoras". Igual alguien se cree que tener una página popular en una red cerrada de mediocridad es cosa de genios.
(Vomitona)
Y todo esto no quiere decir que no opine que el fenómeno de los blogs tiene su gracia y su interés, que tiene su coña (sólo a veces) leer a alguna persona normal entre tanta tontería de imbéciles que se creen cerebritos. Lo que lo estropea todo es precisamente lo que Borjamari critica con tanta razón: el ego como única razón de la existencia de la mayoría de los blogs. Por eso os jode tanto que no se calle. La mediocridad es perfectamente soportable, pero si se mezcla con engreimiento, es de lo peor.
Y todo esto no quiere decir que no opine que el fenómeno de los blogs tiene su gracia y su interés, que tiene su coña (sólo a veces) leer a alguna persona normal entre tanta tontería de imbéciles que se creen cerebritos. Lo que lo estropea todo es precisamente lo que Borjamari critica con tanta razón: el ego como única razón de la existencia de la mayoría de los blogs. Por eso os jode tanto que no se calle. La mediocridad es perfectamente soportable, pero si se mezcla con engreimiento, es de lo peor.